CAUSAS DEL MAL ALIENTO

La halitosis y el mal aliento se diferencian según el origen del mal olor. La halitosis se refiere al mal olor despedido por la boca debido a problemas sistémicos u orgánicos como sinusitis, esofagitis, diabetes, enfermedad renal, hepática, cáncer de pulmón y gastritis; y equivale a un 8% de los casos. Mientras que el mal aliento es el mal olor que tiene su origen a nivel oral, provocado por bacterias y equivale a un 90 % de los casos.
Más del 50% de las personas lo padecen en algún momento de su vida. Es muy frecuente presentar mal aliento al despertar por las mañanas, debido a que la boca ha estado muchas horas en reposo y la producción de saliva es escasa, favoreciendo la proliferación bacteriana.
En la cavidad oral habitan bacterias anaeróbias a nivel de espacios interproximales (entre los dientes), parte posterior de la garganta, sacos periodontales y tercio posterior de la lengua. Estas bacterias se encargan de la descomposición de los restos de alimentos que ingerimos, desdoblan las proteínas y producen aminoácidos específicos que se convierten en compuestos volátiles mal olientes, llamados CVS (Compuestos Volátiles Sulfonados). Estos compuestos se producen en forma exagerada en los casos de gingivitis y periodontitis.
Según la dieta que tengamos y la calidad de higiene oral que mantengamos, favorecemos en mayor o menor medida las condiciones necesarias para que estas bacterias produzcan sus CVS, causantes del mal aliento.
Lo más importante, es detectar el origen del mal aliento y tratarlo como corresponda. Por ello, debemos tener en cuenta:
- Evitar el tabaco, alcohol, café y alimentos de intenso olor y sabor
- Ingerir abundante agua para favorecer la producción de saliva, que tiene propiedades antisépticas y mantiene limpia y lubricada la cavidad oral
- Consumir alimentos como manzana, zanahoria, pera, sandía, kiwi y apio. Las hiervas aromáticas como perejil, eucalipto, romero, albahaca o menta, ayudan a contrarrestar el efecto de comidas con mucho ajo o cebolla
- Consumir yogur, ya que disminuye la cantidad de sulfuro de hidrógeno presente en la boca, queso (especialmente Cheddar) cuya grasa combate los ácidos de las comidas y equilibra el pH, y jengibre en trozos, que neutraliza los olores de la boca
- Cepillar muy bien los dientes y la lengua para eliminar cualquier resto alimentario y usar pasta de dientes que contenga flúor
- Usar colutorios que contengan agentes antisépticos, pero nunca sustituirlos por un buen cepillado
- Usar la seda dental después de las comidas y antes del cepillado
- Masticar chicle sin azúcar pata favorecer la salivación y sobretodo, en los casos en que no podemos cepillarnos en el momento
- Después de las comidas masticar un trozo de limón con cáscara
- No tener muchas horas de ayuno ya que favorecen la sequedad de la boca
- Acudir al odontólogo con regularidad para eliminar el sarro y placa bacteriana, tratar las caries, extraer piezas en mal estado y mantener en condiciones óptimas las prótesis dentales